Familia: Magnoliaceae
originario del Sureste de Estados unidos
Árbol perennifolio con un bello porte, copa densa y redondeada o piramidal, altura de 20-25 m. Corteza lisa de color grisáceo. Sus ramas jóvenes están cubiertas de pubescencia color ferruginoso. Originario de Carolina (EE.UU)
Hojas: pecioladas, coriáceas, ovado-oblongas, grandes y gruesas, color verde oscuro brillante y el envés mate, de aspecto aterciopelado. Su nervio central está muy destacado. Son fáciles de secar y pueden durar mucho tiempo.
Flores: hermafroditas, grandes, vistosas, solitarias, en el extremo de las ramas y muy olorosas. Su color entre blanco y crema. Su forma en principio es cónica, conforme va madurando adquiere forma de copa y más tarde, con sus 6 pétalos extendidos, forma de plato, llegando a medir entre 20 a 25 cm de diámetro. Permanecen en el árbol en buen estado alrededor de una semana.
Estas grandes flores entre el follaje forman un contraste parecido al de los nenúfares en un estanque
La producción de flores se inicia a los 10 años de vida del árbol.
A pesar de su gran belleza estas flores presentan una sencilla organización, encontrándose entre las plantas con flores más primitivas. Podemos centrar sus orígenes en millones de años atrás.
Época de floración: Mayo - agosto.
Fruto: Folículo (fruto similar a una legumbre que se abre por un solo lado) de color marrón y muy pubescente, la única semilla que albergan es de color rojo vivo. El conjunto de folículos tiene forma de piña (similar a la de las coníferas)
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Vemos lals simientes saliendo de las piñas |
Hábitat: Su origen se localiza en el SE de Norteamérica, requiere suelos de cierta calidad, profundos y con buen riego. No le gusta el exceso de sol y sí aguanta perfectamente el ambiente contaminado de nuestras ciudades, se reproduce por semillas en invernadero, esquejes, acodo o injerto. Es de lento crecimiento.
Su madera blanca y resistente se usa en ebanistería, aunque por su gran belleza e interés de la floración se utiliza principalmente en jardinería como ornamental.
Es un árbol muy apreciado en jardinería no solo por su porte sino por la grandiosidad de sus flores, y por que es un buen árbol de sombra
Existen ejemplares muy singulares de este árbol en los Jardines de Aranjuéz.
Contamos con varias especies que se diferencian por el tamaño de sus flores y sus hojas. La única con hojas perennes es la grandiflora.
Su nombre fue dedicado al director del Jardín Botánico de Montpellier, el francés Pierre Magnol.
Su corteza posee propiedades tónicas, vermífugas y antirreumáticas.
Se utiliza como pie aislado, aunque se requieren muchos años para lograr un notable ejemplar, y formando grupos, sobre todo en el caso de variedades de porte piramidal. Al parecer no es especie adecuada para exposiciones demasiado soleadas, vegetando mejor a media sombra.
Sevilla cuenta con ellos en sus parques, en el parque de Mª Luisa hay dos paseos bordeados con ellos, La avenida Rodríguez de Casso que une la glorieta de los Marineros Voluntarios con la Plaza de España y el paseo de los magnolios que encontramos al salir de la Glorieta de Bécquer, también en el parque del Alamillo, delante del Cortijo, y en algunas plazas, por ejemplo la del Museo, pero donde hay un ejemplar magnífico es en la puerta de la Catedral frente a Correos. Cuando florece representa un gustazo pasar por su lado y admirar sus flores y respirar su perfume
El magnolio no sabe que lo miro,
O acaso sabe que lo miro y calla,
Sin inmutarse, erguido en la alameda,
Indiferente a cualquier conjetura.
Me paso largo tiemo contemplándolo,
Tratando de adivinar lo que piensa,
¿Alguien sabe lo que piensan los árboles?
¿Alguien puede negarlo o afirmarlo?
Hay seres que hablan sin palabras
Y que no necesitan la escritura,
¿Alguien sabe si sienten o no sienten?
La respuesta, en verdad, no me importa,
Me basta con mirarlo y con dejarme
Invadir por su indolente belleza
Poema de Antonio Casares